jueves, 5 de julio de 2012

EL GENIO DEL ARBOL
El rey de benarés, Brahmadatta, dijo un dia:
En todas las partes de la india los palacios de los reyes tienen numerossas columnas. ¿ que dirian si yo, que soy el más poderoso, mandara construir un palacio que estuviese construido por una sola columna? Haciendo esto seria el rey mas afamado de todos los de mi tiempo.
Entoces mandó llamar a sus obreros, ordenandoles la construccion de un palacio de dimensiones gigantescas, pero que solamente tuviera una columna.
Los obreros corrieron en busca del arbol único capaz de sostener el grandioso edificio y despues de bastante tiempo encontraron un magnifico árbol de sal, arbol sagrado para los hindúes.
El monarca supo que habian hallado el arbol adecuado pero aconsejó a los obreros que ofrendaran presentes al arbol antes de talarlo.
Tendreis que esperar unos dias añadió para dar tiempo al genio que lo habita a que busque otra morada.
Los trabajadores hiciero la ofrenda y encendieron farolitos de colores, mientras cantaban suaves melodias.
Al ver aquello el genio del arbol pensó que si lo talaban, aplastaria en su caida otros arboles mas pequeños y moririan los geniecillos que vivian en ellos.
Asi que , hacia la media noche, salió de su morada y fué a visitar al monarca, que al verle, asustado preguntó: ¿quien eres que relumbras como un astro?
El principe de los genios que moraban en los arboles respondió: En tus posesiones soy llamado el arbol de la felicidad. Durante setenta mil años todos los hombres y todas sus familias me han rendido pleitesia y jamás me tocaron. Honramé, ¡oh rey!, tal como lo hicieron tus antecesores.
Pero eres el arbol precioso que necesito para construir mi palacio.
Si ha de ser así  repuso tristemente el principe de los genios de los arboles, quiero pedirte un favor: corta primero la parte alta; despues la mitad y, por ultimo, las raices.
El rey ante la agonia que estaba dispuesto a soportar el genio del arbol, pues iba a sufrir tres veces el golpe del hacha replicó que seria mejor hacerlo en una sola vez.
Es que de caer cuan largo soy, ¡oh rey !, abatiré a los arbolillos mas pequeños que morirán.
Emocionado el rey al escuchar las razones del noble arbol, respondió:
Mereces la salvación ya que tanto te preocupas por los que te rodean.
Y no permitió que lo talaran, viviendo el arbol otros tantos miles de años

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